El ser humano es una persona muy complicada, cuando conocemos a alguien y nos cae súper bien, tratamos de ser lo mejores amigos y estar siempre a su lado , aconsejarlo y compartir diversas situaciones, propias de nuestra adolescencia y juventud. Pero la cosa cambia cuando ese amigo que recién conoces te deja de lado y también tiene otros amigos aparte de ti, una se siente celosa y quiere a ese amigo para ella sola. Y cuando sentimos que tenemos a nuestro lado a ese amigo incondicional, y sabemos que es nuestro confidente, nos aprovechamos y la amistad incondicional se convierte en conveniencia.
Era mediados de marzo del 2005 cuando lo conocí, estaba sola en mi nuevo salón de clases de la universidad, en esa época a travesaba un etapa de soledad y no me gustaba acercarme a la gente ni que la gente se me acercara demasiado. Paraba todo el tiempo sola y cuando escuchaba las conversaciones de mis compañeros de clase me parecían tan tontas y faltas de contenido. Pero había alguien diferente en todo ese grupo de personas con pensamientos sin sentido para mí, me llamaba la atención porque era muy inteligente, siempre sabía las respuestas del curso de análisis matemático (en el cual yo estaba completamente perdida). Como yo no era muy buena para los números, pensé que de repente el me podría enseñar, me preocupaba mucho el no entender puesto que es una de las materias más importante en la carrera de economía. Y así lo conocí, congeniamos desde el primer momento. Él tenía otro grupo de amigos, los clásicos vagos que no les gustaba estudiar, lo que me llamaba mucho la atención, era que siendo el tan inteligente cómo podía perder su tiempo con personas que no eran muy devotas del estudio.
Así que otra vez tome la decisión equivocada y deje de verme con ese muchacho que conocí, para que mi amigo no se sintiera mal y se alejara de mí. No veía o no quería ver que le estaba haciendo daño a él y que sobretodo me hacía daño a mí. Poco a poco la situación se volvió insostenible, pero ya no sabía cómo dar vuelta atrás. Así, empezaron las llamadas insistentes por parte de él, las peleas sin sentido y ya esa amistad que en algún momento fue muy especial para mí, se convirtió en algo extraño, no sé cómo llamarlo pero no era normal, era algo enfermizo. Tan grande era mi molestia que empezaba a tratarlo mal, y realmente no se lo merecía, trataba de alejarme de él y no podía, porque siempre mi sentimiento de culpa era más grande, y era yo la que lo volvía a buscar. De todas las veces que le hice daño, recuerdo una en especial, creo que fue el peor de los desplantes que pude haberle hecho. Era 8 de diciembre y un conocido grupo de rock iba a realizar un tributo de mi grupo preferido (los Beatles). Un programa radial estaba haciendo un concurso para regalar unas entradas para ese esperado concierto. Él no me dijo nada y participo en el concurso y ganó las entradas. El concierto fue el día de su cumpleaños. Me acuerdo que fue a buscarme a mi casa a darme la sorpresa, estaba muy emocionado, su mirada reflejaba cierta satisfacción y un poco de esperanza, y dijo, “Grace mira me gane estas entradas, vamos juntos amiga.” Por alguna extraña razón, y sin explicación coherente para mí, lo mire y le dije, “sabes, no quiero ir contigo, gracias pero prefiero no ir”. Pero era mentira en el fondo me moría por ir a ese concierto, pero no quería ir con él, no quería seguir alimentando esa esperanza que todavía habitaba en él.
En el último año de clase conocí al que ahora es mi novio, yo no quería que mi “amigo” se enterara porque no quería que se molestara y me hiciera más problemas. Así que se lo oculte, nunca le dije que me veía con alguien, tampoco me imagine que esa relación seria tan enserio, jamás pensé que me terminaría casando con él. Pero como decía mi abuela, entre el cielo y el infierno no hay nada oculto, “mi amigo” se enteró, me vio en una foto al lado de mi novio en una famosa red social, ese día me fue a buscar a mi casa y jamás lo había visto tan enfadado, me grito en la calle que era una mentirosa, una hipócrita y que no creía nada de lo que le decía. Nunca pensó que Grace, la persona que siempre quiso, se comportara con una vil mentirosa.
Obviamente me sentí muy culpable por haber alargado esta situación tantos años y provocarle una decepción más a mi “amigo”, pero en el fondo me sentía aliviada, era una verdad que ya no podía ocultar más. Y en cierta forma me alegre que ya lo supiera.
Desde ese día no hemos vuelto a parar juntos, ya no hablamos, no sé nada de su vida. Una que otra vez me manda un mensaje a mi celular para mi cumpleaños y navidad, y aunque es un mensaje muy pero muy corto, todavía noto resentimiento en él.
Sé que me porte muy mal, sé que lo lastime en lo más profundo, pero por más que este relato muestre lo contrario, jamás fue mi intención lastimarlo. Amigo ojala algún día puedas leer esto y perdonarme. Te agradezco de todo corazón lo que hiciste por mí todos esos años. Y desde el fondo de mi corazón te digo sinceramente, que me hubiera encantado poderte amar como me amaste a mí, pero en las cosas del corazón una no manda. Estoy segura que allá afuera hay una mujer maravillosa para ti, alguien que no te lastime, ni te haga sufrir, ALGUIEN QUE DEFINITIVAMENTE NO SOY YO……