Monday, August 08, 2011

A Mario



Estaba en mi cuarto tratando de ordenarlo un poco, soy demasiado desordenada, pero es muy cierta la frase de que en mi desorden tengo un orden. Saqué unas cajas viejas de mi ropero, llena de telas de araña y de esas bolitas color amarillo que botan las polillas cuando se comen la madera de tus muebles, y encontré un álbum viejo de cuando era niña, pensé que esas fotos se me habían perdido en la mudanza, pero no, ahí estaban. Sentí un poco de temor al abrirlo, pues no sabía que iba a encontrar, hay cosas de mi pasado que definitivamente quiero olvidar y lo último que quería era que una tonta foto me lo recordara.


Pero la curiosidad fue más grande y llena de dudas aun así lo abrí. La mayoría de fotos era de un bautizo al que me obligaron a ir, a mí nadie me pregunto si quería ser católica, pero aun así mi madre, siempre imponiendo su voluntad, me bautizó. Luego estaban las fotos de mi primer año, era pequeñita, aun no caminaba y no tenía pelo, era un bebe medio extraño. En fin, de todas esas fotos amarillentas rescate solo una, es una foto en la que estoy con mi padre, creo que tengo 5 años, él me tiene cargada de un brazo dándome un beso en la mejilla, me acuerdo que era navidad y me acuerdo que le dije que no quería ningún regalo solo quería que me llevara a vivir con él.






Será cierto el dicho “las hijas mujeres son pegadas al padre”, no sé si se cumplirá en todos lo casos, pero en mi caso se cumplió al 100%. Mario es mi mejor amigo, completamente incondicional, el que apañaba todas mis travesuras en la escuela, y el que firmaba todas las anotaciones de la directora cuando me portaba mal. Me llevaba con él a todas partes y compartíamos absolutamente todo, hasta cosas ilícitas, eso era lo más divertido.
Ya de grande, la ayuda y compresión fue mutua, me ayudó cuando me enfermé, lo ayude con su enfermedad, eran ambas cosas distintas pero los síntomas muy parecidos, nos entendíamos muy bien y ambos salimos adelante.






Hace un año tuvimos una dura prueba juntos, algo que aun él no puedo superar y que a veces siento que ya no lo puedo ayudar. Creo que un divorcio no es fácil para nadie, pero en el fondo yo sabía y sentía que era lo mejor para él, que en este mundo existiría una mujer que lo pudiera amar profundamente, sin mentiras, engaños y sin causarle ningún tipo de desilusión. Fueron unos meses muy duros para los dos, pasábamos casi todo el día sentados uno en frente del otro, completamente en silencio, a veces llorábamos, otras reíamos, pero de eso era muy poco.
El tiempo pasaba y en el fondo sabía que algún día él encontraría a esa mujer, y yo todos los días deseaba que apareciera y no estuviera solo, en serio lo quería.






Ahora, cuando lo observo me doy cuenta que Mario está un poco extraño, ya no hablamos como antes, lo conozco y sé que algo me oculta, sé que alguien está dando vueltas en su corazón, y todo el mundo que lo quiere sinceramente, incluida yo, se alegra por él y se sienten como un poco más calmados de que alguien lo haga feliz o mejor dicho, que le devuelva la felicidad. Pero mi alegría por él no es del todo sincera, y obviamente no se lo puedo decir, por eso me animé a escribir qué es lo que realmente pienso. Sé que debería estar feliz, pero no puedo. Soy muy egoísta, en el fondo pensé que no llegaría ese momento. Me cuesta imaginar a mi papa con otra persona, alguien que también sea cómplice de sus locuras, su confidente, su mejor amiga. Antes, cuando estaba casado no sentía esos celos tontos de hija, pues mi madre no era ese tipo de persona la cual consideras una amiga. Así que ese papel lo tenía yo. Ahora siento miedo, miedo de que ya no sea su mejor amiga, quiero pesar que es pasajero, que entenderé, ya tengo 24 años ya estoy mayorcita para estas cosas, pero me cuesta aceptarlo. Soy egoísta, sé que también hare mi vida al lado de mi novio, y probablemente mis hermanas hagan lo mismo, y al final él se quedará solo. No se merece eso, mi papá, el mejor papá del mundo se merece lo mejor.

Mario espero que entiendas mi mal carácter, y algunas reacciones in sentido, no soy una mala persona ni mucho menos una mala hija, solo quiero lo mejor para ti, aunque ahora estemos lejos físicamente, mi pensamiento siempre está contigo….